El entusiasmo por la final del Mundial de pronto se convirtió en un gran susto. Mario Yupan (18) aprovechó la tarde del domingo 13 para echarse en su cama y ver el último partido de la cita mundialista. Cerca de las 17:00 sintió un fuerte sacudón y solo atinó a pararse de pronto pensando que alguien estaba moviendo su cama. Cuando volvió a sentir unos cuatro temblores más, se dio cuenta de que se trataba de un sismo y junto al resto de su familia decidió salir de casa hasta que les pase el miedo.
Mario nunca pensó que en menos de 24 horas volvería a ser testigo de otra seguidilla de terremotos. Cerca de las 8:30 del día siguiente, cuando pasaba clases de física en su colegio Central Caranda, la tierra volvió a temblar. Su compañera de quinto de secundaria Leni Sosa aún recuerda el ruido que causaban los vidrios y las canaletas. La directora del colegio, María Nieves Soliz, quedó impresionada al ver que el enorme tinglado que cubre la cancha polifuncional tambaleaba. “¿Usted sabe por qué pasó esto?”, preguntaba más de una vez intentando obtener una respuesta a los temblores que, según el Observatorio de San Calixto, llegaron a 3.8 grados de magnitud en la escala de Richter.
Ese día, en el techo de la dirección aparecieron más de tres rajaduras y una teja colgando, en una de las aulas más antiguas y en el depósito el tumbado cedió y cayó al suelo. “Menos mal que no había niños pasando clases”, dijo Soliz con alivio, mientras mostraba además los huecos que quedaron en el tumbado de uno de los aleros y las lozas que se movieron en otra parte del techo del colegio.
Marcela Mendoza, una de las vecinas de Caranda, ubicada en el municipio de Buenavista, a más de 100 km al norte de la capital cruceña, quedó impresionada y pensó que la tierra se iba a abrir para tragarse a todos. En las comunidades próximas como Aguas Calientes, Espejitos y San Isidro también se sintió.
A más de 130 km de allí, cerca de Samaipata, provincia Florida, varias poblaciones también registraron sismos incluso de hasta 4.6 grados (ver infografía). El viernes 18, a solo 19 km al sur de Portachuelo y a 24 km de Warnes, hubo otro sismo de 4.5 grados y una réplica de 2.2 grados.
Fallas complejas
Según el ingeniero analista del Observatorio de San Calixto, Teddy Griffiths, en las provincias Sara e Ichilo existen muchas fallas geológicas con hasta 35 kilómetros de profundidad y que cuando se da una ruptura lleva tiempo que todo ese bloque vuelva a reacomodarse, por lo que se producen otros sismos.
En el caso de la provincia Florida, el experto explicó la existencia de un complejo de formaciones geológicas que son evidentes al ver las serranías, pues esa zona es el paso de los valles a los llanos, lo que la hace propensa a sismos. Pero hasta hoy la magnitud de estos no sobrepasó los 5 grados, aunque al haber sido superficiales hizo que las vibraciones se sientan más.
Sin embargo y ante varias llamadas de alerta de los pobladores de la zona, el Observatorio ha solicitado a la Gobernación de Santa Cruz la instalación temporal de equipos más cercanos al epicentro, ya que los más próximos hasta ahora están en San Ignacio de Velasco y Potosí, por lo que otros temblores menores no han sido captados
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