lunes, 28 de marzo de 2011

El terremoto de Japón es la mayor tragedia del siglo XXI

Japón vive su peor catástrofe desde la Segunda Guerra Mundial y el desastre más devastador del siglo XXI.

Hasta ahora las imágenes que se difunden del país asiático se asemejan sólo al de las películas, como la de 2012.

El terremoto del 11 de marzo y luego el tsunami destruyeron gran parte de uno de los países más desarrollados y el tercero en potencia mundial.

Un tsunami de 10 metros arrasó con campos de arroz, arrastró casas hacia las carreteras y lanzó vehículos y barcos como si fueran juguetes. Dejó más de 15 mil personas entre fallecidas y desaparecidas, además de miles de miles de japoneses sin hogar.

Japón ya no es el mismo que antes, y no lo será más si es que los 180 “héroes” nipones no logran controlar el tercer reactor de la planta nuclear de Fukushima, que es una amenaza para la población japonesa, dado que de los cuatro reactores afectados por el terremoto y el posterior tsunami, es el único que contiene plutonio, que es un veneno extremadamente peligroso debido a su alta radiactividad.

Hasta ahora se ha reportado que 17 operarios de Fukushima han estado expuestos a una radiación de más de 100 milisievert, normalmente considerado el máximo en condiciones de emergencia, aunque para el caso concreto de Fukushima el Gobierno nipón ha autorizado a elevarlo hasta 250 milisievert.

El Gobierno mantiene evacuado un radio de 20 kilómetros en torno a la planta y recomendó a los residentes que permanezcan en sus casas con las puertas y ventanas cerradas. Mientras, autoridades prohibieron que los bebés consuman agua potable, por estar 400 veces contaminada, y obligaron beber agua sólo de botellas.

Por primera vez, Japón ha sido víctima de tres fenómenos juntos y peligrosos. Sin embargo, los esfuerzos de las autoridades por evitar lo peor son extremos.

El epicentro del terremoto se localizó a 373 kilómetros de distancia de Tokio, informó el Servicio Geológico de Estados Unidos. Ese 11 de marzo, el sismo sacudió edificios y provocó que un número indeterminado de automóviles se precipitaran de los puentes a los ríos.

Las olas con los desechos fluyeron empujando restos de barcos, casas y remolques hacia las carreteras.

Los bomberos combatieron un incendio en una refinería de petróleo en la prefectura de Chiba, cerca de Tokio. En la capital, miles de personas congregadas en la calle trataron de buscar a sus familiares a través de celular.

Escenas dentro de los edificios de oficinas mostraron papeles esparcidos por el suelo y a las personas que se aferraban a sus asientos y escritorios.

Un terremoto tan grande y a tan poca profundidad, crea una gran cantidad de energía, dijo Chen Shenza vocero del Servicio Geológico de EU.

Como consecuencia del sismo se generó un apagón que afectó a cerca de 4 millones de hogares en Tokio y sus alrededores.

El primer ministro japonés, Naoto Kan, afirmó que el futuro de Japón se verá determinado por la manera en que se enfrente a esta tragedia.

“Considero que la situación actual, con el sismo, el tsunami y las centrales nucleares, es de cierta manera la crisis más grave que enfrentamos en los últimos 65 años, después del fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945”, admitió y agregó que “no será fácil, pero superaremos esta crisis, como hemos hecho en el pasado”.
Japón y las predicciones mayas
Hay quienes creen que el terremoto de Japón sólo es el principio de una serie de acontecimientos que ocurrirán hasta llegar el 2012.

Según varias páginas de Internet, las predicciones mayas predijeron todo esto, a parte de muchos otros como Nostradamus o el código de la Biblia.

La serie de cataclismos que precederán la era del Quinto Sol comenzarán con un desplazamiento del eje de la tierra (como ocurrió con el terremoto de Japón), según la página web profecías-mayas.com.

La primera profecía habla del final del miedo e indica: “El mundo de odio y materialismo terminará el sábado 22 de diciembre del año 2012 y con ello el final del miedo. En este día la humanidad tendrá que elegir entre desaparecer como especie pensante que amenaza con destruir el planeta o evolucionar hacia la integración armónica con todo el universo, comprendiendo y tomando conciencia que todo está vivo y que somos parte de ese todo y que podemos existir en una nueva era de luz”.

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