lunes, 21 de marzo de 2011

CHERNOBYL: EL PEOR RECUERDO DE UNA EXPLOSIÓN NUCLEAR

La central nuclear ucraniana de Chernobyl fue escenario el 26 de abril de 1986 de la mayor catástrofe nuclear de la historia.

Aquel día, durante una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico, un aumento súbito de potencia en el reactor 4 de esta central nuclear, produjo el sobrecalentamiento del núcleo del reactor nuclear, lo que terminó provocando la explosión del hidrógeno acumulado en su interior. La cantidad de dióxido de uranio, carburo de boro, óxido de europio, erbio, aleaciones de circonio y grafito expulsado, materiales radiactivos y/o tóxicos que se estimó fue unas 500 veces mayor que el liberado por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945, causó directamente la muerte de 31 personas y forzó al gobierno de la Unión Soviética a la evacuación inmediata de 116.000 personas provocando una alarma internacional al detectarse radiactividad en, al menos, 13 países de Europa central y oriental.

Después del accidente, se inició un proceso masivo de descontaminación, contención y mitigación que desempeñaron aproximadamente 600,000 personas denominadas liquidadores en las zonas circundantes al lugar del accidente y se aisló un área de 30 kilómetros cuadrados alrededor de la central nuclear conocida como Zona de alienación, que sigue aún vigente. Sólo una pequeña parte de los liquidadores se vieron expuestos a altos índices de radiactividad.

Los trabajos de contención sobre el reactor afectado evitaron una segunda explosión de consecuencias dramáticas que podría haber dejado inhabitable toda Europa.

Dos personas, empleados de la planta, murieron como consecuencia directa de la explosión esa misma noche y 31 en los 3 meses siguientes. 1,000 personas recibieron grandes dosis de radiación durante el primer día después del accidente, 200,000 personas recibieron alrededor de 100 mSv, 20,000 cerca de 250 mSv y algunos 500 mSv.

En total, 600,000 personas recibieron dosis de radiación por los trabajos de descontaminación posteriores al accidente. 5,000,000 de personas vivieron en áreas contaminadas y 400,000 en áreas gravemente contaminadas. Hasta hoy no existen trabajos concluyentes sobre la incidencia real, y no teórica, de este accidente en la mortalidad poblacional.

Tras prolongadas negociaciones con el gobierno ucraniano, la comunidad internacional financió los costes del cierre definitivo de la central, completado en diciembre de 2000. Inmediatamente después del accidente se construyó un "sarcófago", para aislar el exterior del interior, que se ha visto degradado en el tiempo por diversos fenómenos naturales por lo que corre riesgo de desplomarse. Desde 2004 se lleva a cabo la construcción de un nuevo sarcófago para el reactor. El resto de reactores de la central están cerrados.

OTROS EFECTOS

Poco después del accidente varios países europeos instauraron medidas para limitar el efecto sobre la salud humana de la contaminación de los campos y los bosques. Se eliminaron los pastos contaminados de la alimentación de los animales y se controlaron los niveles de radiación en la leche. También se impusieron restricciones al acceso a las zonas forestales, a la caza y a la recolección de leña, bayas y setas. Más de 20 años después las restricciones siguen siendo aplicadas en la producción, transporte y consumo de comida contaminada por la radiación para impedir su entrada en la cadena alimentaria.

Chernobyl: una tierra desolada

En la zona de 30 kilómetros alrededor del reactor había unas 94 aldeas y las ciudades de Pripyat y Chernobyl. Actualmente, tras la masiva evacuación de la población, sólo queda un puñado de pueblitos (si aún pueden llamarse así) y la pequeña urbe de Chernobyl, donde hay unas 7.000 personas, es decir, menos de 5 por ciento de lo que había en 1986, según el portal BBCmundo.

La tierra de la región tiene tanta radiación que sólo será dentro de cientos de años cuando podría estar libre de contaminación. Pero pese a esta situación, hay quienes han regresado a sus antiguas casas viejas y haciendo caso omiso de los peligros en la zona, han vuelto a cultivar el suelo.

"No entiendo por qué si han inventado cosas como los teléfonos celulares no han podido inventar algo para eliminar la radiación", dice a BBC Mundo María Grigovna, una señora octogenaria que vive en la aldea de Parishev, a escasos kilómetros del reactor, que hace 25 años explotó y devastó el lugar.


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